martes, 24 de marzo de 2015

¿Qué hay que aprender de los gansos?


Hace algo más de un año leí un artículo a través de internet sobre por qué los gansos solían volar en forma de "V". Es curioso porque casi todos nosotros seguro que lo hemos observado más de una vez y quizás nunca nos lo habríamos preguntado. La explicación a ello es cuanto menos peculiar. 

Normalmente, cuando se acerca el final del otoño, se puede observar frecuentemente como todo tipo de aves, y entra ellas los gansos, suelen volar sobre nosotros dirigiéndose en busca de lugares mas cálidos y así evitar el sufrimiento del frío invierno. Como he mencionado antes, los gansos lo suelen hacer en forma de "V". Pero, ¿por qué?

Gracias a varios estudios, se ha concluido que cuando un pájaro bate sus alas, se produce una onda en el aire la cual ayuda a avanzar al pájaro que va detrás de él. A su vez, este segundo, hace lo mismo para que al tercero le resulte menos costoso, y así sucesivamente siendo el último el que menos fuerza emplea para desplazarse. Cuando el ganso que está posicionado en la cabeza del grupo se siente débil, este pasa a ocupar el último lugar de la formación y es sustituido por alguno de sus compañeros. De esta forma van rotando para el beneficio del grupo. Otro de los aspectos peculiares es que los gansos situados en la parte trasera de la formación se mantienen graznando (sonido que emiten este tipo de aves) para alentar y motivar al que encabeza la bandada y así poder mantener su velocidad.

En el caso de que uno de ellos se salga de la formación, este podría comprobar la fuerte resistencia del aire, y al sentir la dificultad de hacerlo solo, no dudaría ni un segundo para volver con sus compañeros de viaje y así beneficiarse de los que van delante. Por otro lado, si uno de los gansos ha caído lesionado o se siente tan débil como para no poder continuar con la bandada, dos de sus compañeros se salen de la "V" y se sitúan a su lado para ayudarlo y protegerlo. Una vez recuperado, todos vuelven al grupo de partida. 

Ahora que ya sabemos de la inteligencia de estas aves para viajar de un lugar a otro administrando la fuerza de sus alas, me gustaría llevar este tema al ámbito humano.

Hoy en día, y más aún en tiempos de crisis, nos preocupamos demasiado por nosotros mismos, por destacar entre todos los que nos rodean, no nos importa “pisotear” a quien haga falta para conseguir nuestros objetivos, un “sálvese quien pueda”; pero nos olvidamos de nuestros compañeros, de las personas que viajan a nuestro lado. El neoliberalismo nos está llevando a una competición humana insana y no beneficiosa para ninguno de nosotros. 

Recordemos la táctica que usan los gansos para llegar todos a un mismo destino. Si lo hicieran individualmente, emplearían el doble de esfuerzo del que hacen viajando en grupo, y ante fuertes vientos, muchos de ellos caerían abatidos causándole incluso la muerte. 

Para muchos de nosotros, solo importa llegar a la meta, sea como sea, pero llegar. No importa si un compañero está pasando una mala racha y le están saliendo las cosas mal, eso queda en segundo plano. Solo nos importa que la familia este bien, que consigamos un buen puesto de trabajo cuanto antes, tener una relación sentimental estable lo mas pronto posible sin que “se nos pase el arroz" para empezar a hacer una nueva vida… pero no importa como. Solo pensamos en las metas, pero no en el recorrido. No disfrutamos el presente por culpa de nuestras preocupaciones por el “que será de mí”.

En cambio, cuando soy yo el “lesionado”, busco ayuda continuamente y, ante la pasividad de algunos, me vengo abajo y no me siento con suficiente fuerza para afrontar mis problemas o dificultades. 

Estoy seguro de que nuestras vidas irían mejor si arrimáramos mas el hombro a nuestros compañeros de viaje, a esas personas que les resulta muy difícil encontrar un buen trabajo o que están pasando una dura etapa en su vida. Sería muy beneficioso para ambos el "batir nuestras alas" para ellos, para allanarles el camino, porque serán estos mismos los que ocuparán el primer lugar en la manada para conducirnos cuando a nosotros no nos mire la vida como nos gustaría. Solo de esta forma podremos evitar numerosas turbulencias en nuestro camino, hoy día mucho más difícil, para hacernos un hueco en la sociedad disfrutando a la misma vez de nuestro viaje. 



jueves, 19 de marzo de 2015

Feliz día del buen padre

Hoy, 19 de marzo de 2015, se celebra en España el día del padre. Con este motivo, quería aprovechar la entrada de esta semana para felicitar a todos esos padres, especialmente al mío, que tengan hijos/as que se sientan orgullosos de ellos, ya que ello es sinónimo de que han sabido y están sabiendo llevar esta dura tarea con éxito.

Si probamos a buscar en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la palabra “padre” podemos encontrar: “Varón o macho que ha engendrado”, pero ¿no creéis que en ese significado falta algo? No falta algo, falta todo.

Hay un libro de Guillermo Ballenato titulado “Educar sin gritar: padres e hijos ¿convivencia o supervivencia?” en el que hace mención a la diferencia entre el buen padre y el padre bueno. Un padre bueno es un padre permisivo, un padre que intenta ganarse el cariño de sus hijos a base de consentimiento continuo y sobreprotección y un padre que quiere sin pensar. El padre bueno solo sabe decir sí. Por el contrario, el buen padre es el educador, el que prepara a sus hijos para la vida, el que sabe decir que no cuando es no y sí cuando es sí, el que piensa para querer. Quizás, todos aquellos que aún no somos padres nos cueste valorar el trabajo y esfuerzo de un buen padre para educar a sus hijos. 

Papá, tu fuiste y eres el buen padre. Para nosotros eres un héroe. No solo has sabido educarnos, sino que también has sabido amarnos. Como bien expresó mi hermano Jesús, y no de mejor forma, antes de volar hacia Buenos Aires, se llevó “metido en un gran sobre de papel resistente, el esfuerzo,la constancia y redención a través del trabajo bien hecho que me enseñó mi padre” dentro de su maleta. Este es mi padre, un hombre luchador, humilde y consejero. Un padre que nos enseñó a amar a través de la amabilidad y la generosidad. Todo lo que hoy día somos Jesús y yo os lo debemos en gran parte tanto a ti como a mamá.

Existe una metáfora de Friedrich Hölderling con la que identifico de forma precisa la manera con la que me educó mi padre, y esta dice:  “los educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes, retirándose”. Mis padres supieron señalarnos el camino, siempre nos aconsejaron pero nunca nos prohibieron perseguir nuestros sueños. Han sabido retirarse poco a poco hasta hacerme un hombre. Supieron advertirme de la dificultad del camino, pero me dejaron andar solo para que aprendiera de mis propios errores. Ser un buen padre no significa estar encima de tus hijos sin respiro, sino saber hacerlos libres, enseñarlos a vivir y a tomar decisiones para cuando ellos no estén, y mi padre ha sabido hacerlo con valentía y sacrificio. 

Si tenéis oportunidad, celebrad este día tan especial junto a vuestro padre, valorad su afán y entrega por educaros y agradecerle todo el tiempo que os dedicó. 

Yo vuelvo a darte las felicidades papá por ser este tu día, el día del buen padre. Deseo seguir aprendiendo mucho más de ti como lo he hecho hasta ahora. Gracias por todo. Te quiero.

jueves, 12 de marzo de 2015

¿Por qué escribir?


Antes de empezar quiero decir que este blog irá dirigido a todo tipo de lectores (tanto jóvenes como adultos) que podrán participar y opinar sobre cualquier tema que sea publicado. El hecho de ser maestro puede que sea el motivo de algunas de mis publicaciones, aunque no siempre serán temas relacionados con la educación. Intentaré abordar temas interesantes y, sobre todo, que sean entretenidos y educativos para todos nosotros.

Desde que era pequeño siempre me gustó escribir para perfeccionar mi caligrafía pero nunca había llegado a hacerlo como simple afición o como forma de expresar mis opiniones o contar mis experiencias, es mas, siempre odiaba los resúmenes o ensayos que me mandaban hacer los maestros y profesores en el colegio e instituto. Yo siempre he preferido expresarme especialmente a través del ejercicio y de la práctica deportiva y, es ahora, sin que nadie me obligue -y lo digo porque muchas veces nos hemos sentido obligados por medio de nuestros profesores y/o padres a hacer algo que no nos ha gustado, y esto nos ha llevado a aborrecerlo-, cuando se me ha movido la inquietud por aprender a través de la escritura.

Hace poco más de tres meses cuando empecé a sentirme motivado para abrir un pequeño rincón como este con el objetivo de compartir mis experiencias y opiniones con todos vosotros, ya que creo que es una entretenida y motivadora forma de aprender (tanto vosotros como yo mismo). Me alegro por haber tomado al fin esta decisión y enfrentarme a este reto, aunque no disponga de tanto tiempo como el que me gustaría para dedicarle a "Compartir es Crecer". 

Justo en mi ultimo año de mi carrera universitaria fue cuando comencé a hacer lo que realmente llevaba queriendo hacer durante mucho tiempo, (viajar, conocer diferentes personas y culturas y respirar el aire en diversos lugares del mundo donde nunca había esperado estar) y esto hizo que me diera cuenta de que esta es la manera mas cómoda y auténtica de practicar el aprendizaje, a través del descubrimiento. Quizás este escribiendo en este momento gracias a todo lo anterior. Esto no quiere decir que todos estos años atrás durante la enseñanza obligatoria y universitaria no haya aprendido, sino que no me gustaba esa forma de aprender. 

No me gusta sentarme en un pupitre dentro de un aula durante 7 horas 5 días a la semana mientras me enseñan contenidos como el proceso de una erupción volcánica, pero me encanta visitar un volcán (inactivo obviamente) e imaginármelo en plena erupción. Nunca me sentí muy aficionado a la historia hasta los meses que tuve la suerte de vivir en Wroclaw (Polonia) y poder sentir la catástrofe que en ese país se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, ni tampoco a la lengua inglesa hasta que me mudé a Tunbridge Wells y comunicarme en otro idioma pasó a formar parte de mi día a día.  Después de tantos años sentado en un pupitre y copiando todo aquello que me dictaban diversos profesores, me doy cuenta de que se me olvidó, de que la mayoría de aquellas horas de escucha y de estudio solo me sirvió para superar una prueba. Decía Winston Churchill: "Me encanta aprender, pero me horroriza que me enseñen". No olvidemos que el ser humano esta diseñado para aprender ya que todos poseemos una curiosidad innata, pero existen mil formas de hacerlo. Estoy seguro que muchos de nosotros hemos expresado alguna vez después de nuestra época de exámenes algo como: "¡ya soy libre!", y yo me pregunto: ¿es el aprendizaje un estado de sufrimiento para el ser humano? Si nosotros vamos a la escuela a aprender, ¿por qué esas ansias por terminar?

Solo os aconsejo que os dejéis llevar por vuestras inquietudes al igual que yo lo he hecho creando este espacio, y que si el tiempo no os lo permite ahora, no dejéis pasar la oportunidad cuando seáis "libres" .