viernes, 26 de febrero de 2016

¿Cómo afrontas tus adversidades?



¿De qué manera afrontamos los hechos que de un modo u otro nos afectan en nuestro día a día? Tendemos a decir que tenemos “buena suerte” cuando los hechos que nos afectan “recaen de nuestro lado”. Me refiero cuando algo pasa como nos hubiese gustado que pasase, o incluso ha sucedido de mejor manera de la que esperábamos. Hay personas a las que parece que todo les sale como desean, o al menos lo intentan aparentar. Por otro lado, otros están empeñados en que todo les sale mal, que la buena suerte no está de su lado y que pocas cosas positivas les pasa en su día a día.  

Pues bien, según la terapia cognitiva, una cosa son los hechos y otra la reacción que tenemos ante ellos. Un mismo hecho puede ser entendido de forma positiva para un grupo de individuos mientras que al mismo tiempo puede ser percibido como una desgracia para otras personas.

Un querido amigo me contaba por teléfono hace unos días como vivía desde la distancia la repentina muerte de un familiar. Si ya es difícil controlar esos momentos cuando se está rodeado de la familia, no me puedo llegar a imaginar como se debe sentir a tantos kilómetros de distancia. Por consiguiente, le dedico esta historia con la que me tropecé no hace mucho a través de internet y de la que muy bien se puede sacar provecho.

Una adolescente se quejaba muy a menudo sobre su propia vida y lo costoso que era para ella seguir adelante. Ya estaba cansada de luchar "contra viento y marea" para poder avanzar. Cuando lograba encontrarle la solución a uno de sus problemas, enseguida se encontraba con otro.  

Su padre, que era hortelano, la llevó a la cocina de su cabaña. Una vez allí, llenó tres ollas de agua y las colocó sobre fuego fuerte. Cuando el agua comenzó a hervir, colocó de forma separada algunas zanahorias, unos cuatros huevos y un puñado de granos de café en cada una de las ollas. A los veinte minutos, el padre apagó el fuego. Sacó primero las zanahorias y las puso en un plato hondo. Lo mismo hizo con los huevos. Por último, coló el café.

- Miró a su hija y le dijo: "¿Qué ves?”. 
- "Zanahorias, huevos y café", contestó ella un poco confundida con lo que estaba pasando. 

Su padre le pidió que se acercase al plato para tocar las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que cogiera un huevo y lo dejara caer al suelo. Por último le hizo que probara el café. A pesar de su temperatura, pudo saborear su delicioso aroma. Después de tragar el café, la hija le preguntó a su padre: "¿Qué me quieres decir con esto, papá?"

En seguida él le explicó: "hija, tanto las zanahorias como los huevos y el café han sido enfrentados a la misma situación, el agua hirviendo. Pero, ¿no te has dado cuenta como cada uno de ellos ha reaccionado de forma diferente? La zanahoria era dura y fuerte, pero después de pasar por el agua hirviendo se ha vuelto blanda y débil. Por el contrario, el huevo había llegado al agua con su cáscara fina que protegía su interior líquido, pero una vez que ha salido de la olla, su interior se había endurecido. Sin embargo, los gramos de café son únicos, después de estar en agua hirviendo, han cambiado el agua".

"¿Cual eres tú?", le preguntó a su hija. "¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón frágil? ¿Poseías un espíritu débil, pero después de una muerte, una separación, o un despido, te has vuelto fuerte y duro? Por fuera eres igual, pero ¿eres amargada y áspera, con espíritu y corazón endurecido por el dolor? ¿O eres como el café? El café cambia el agua, el elemento que le causa dolor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren".

Y vosotros, ¿cómo reaccionáis cuando la adversidad llama a la puerta? Todo va a depender de la manera en la que lo entendamos. Sabemos que nuestro estado de depresión y hundimiento no va a cambiar nada de lo sucedido. Deberíamos de ser inteligentemente un poco más positivos con nosotros mismos. Hacer de las adversidades una parada de la que podamos aprender y sacar partido, como el café, que consigue hacer del agua hirviendo una cálida y deliciosa bebida. Entender que cuando algo pasa, es porque algo necesitábamos aprender. 

En la película "En busca de la felicidad", el actor Will Smith cita una frase con la que bien puedo complementar este artículo: "la felicidad no es la ausencia de los problemas sino la habilidad de salir adelante con ellos".




viernes, 2 de octubre de 2015

La "in"-estabilidad

Me refiero con el término “in”-estabilidad con el que titulo este artículo, como la capacidad de conseguir una estabilidad duradera dentro de una permanente inestabilidad. Quizás pueda sonar un poco confuso al principio, pero intentaré explicarlo con la mayor claridad posible. 

Se me ha ocurrido dividir la palabra “inestabilidad” en dos partes: una en inglés formada por la preposición  “in” cuyo significado en español es “en” o “dentro de”, entre otros, y la segunda parte es la palabra “estabilidad”, sinónimo de equilibrio. Como resultado obtenemos: dentro de la estabilidad.

Pues bien, en mi reflexión de hoy quería transmitir como esa sensación de inestabilidad puede ser preocupación de muchos, mientras al mismo tiempo se puede convertir en la estabilidad de otros, refiriéndome en este caso a la “in”-estabilidad. 

El cambiar de vivienda, de trabajo e incluso de ciudad o país frecuentemente puede resultar un caos para muchas personas que temen el efecto del cambio, ese miedo de pensar que su forma de vida puede empeorar. Por el contrario, prefieren quedarse anclados en esa zona de confort, asegurándose, al menos, que la mayoría de sus decisiones no fracasarán. Así, prefieren ser sumos de ese círculo vicioso que los arrastra a un estilo de vida que, al parecer, ya está prescrito. Me refiero a esas diversas etapas de la vida que se han ido marcando por pautas que la sociedad nos sirve. El permanecer toda la vida trabajando en un mismo lugar, casarse en cuanto se tenga un sueldo fijo e incluso hacer lo mismo todos los domingos son acciones relacionadas con llevar una vida estable. Algunas personas se pasan toda la vida procurando alcanzar esta serie de metas en ese tiempo predeterminado para no “quedarse atrás”, unas metas que ni siquiera han sido creadas por ellos mismos. Incluso son capaces de rechazar lo que realmente les apasiona a cambio de formar parte de este círculo, existiendo un cierto temor por el “¿qué pensaran de mí si no lo hago?”. Paralelamente, mientras todas estas objetivos comunes se van consiguiendo, transcurre lo mas importante, los años y la vida.

Sin embargo, otros ven en la inestabilidad una oportunidad para aprender y crecer. Conocer nuevos lugares, poder vivir dentro de diversas culturas o trabajar en varios sectores es sinónimo de felicidad. El vivir con un modo de vida inestable se puede convertir incluso en ir más allá de la estabilidad emocional y psicológica. Quizás no les llena los bolsillos de dinero, pero si les revitaliza la mente y engrandece el alma. El error no es entendido como fracaso, sino como forma de crecer, por lo que les apasiona probar nuevas experiencias y afrontar diversos obstáculos que se presentan en la vida. La sensación de vivir por primera vez en un lugar diferente, de conocer a distintas personas de otras razas y culturas con frecuencia, o aprender diferentes habilidades para trabajar en algo que no lo habían hecho antes se puede convertir en los elementos necesarios para ser felices. Os propongo que os paréis a pensar y recordéis alguna vivencia reciente de la que tengáis un buen recuerdo. Pues bien, una vez finalizó, ¿teníais la sensación de que había sido uno de los mejores sueños? ¿pensáis que realmente habíais sido felices durante el mismo?. Si la respuesta es sí, ¿por qué no hacemos lo posible porque esas nuevas vivencias que se salen del nuestro día a día ocurran con más reiteración?. Decía el famoso empresario Steve Jobs: “cada día me miro en el espejo y me pregunto: si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?. Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”. 

No pretendo decir que una forma de vida sea mejor que otra, pero estaría en lo cierto si digo que la rutina no nos empuja a disfrutar íntegramente de este mundo en el que vivimos. Aún no existe ningún estudio que demuestre que vida hay más de una, motivo más que suficiente para que hagamos todo aquello que realmente nos gusta, y ese momento es ahora. El seguir esos patrones prescritos por la sociedad no es más que una simple opción fácil que se nos ofrece, pero, ¿y si probamos a conocer lo desconocido?. Intentemos ser “in”-estables, aunque solo sea por un día.

Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina, es mortal”. Paulo Coelho.

jueves, 27 de agosto de 2015

Un agradecimiento eterno

Todo empezó el día 3 de Agosto de 2015. Aterrizaba en el aeropuerto de Marrakech a eso de las 10am y cargado de nervios aún medio sabiendo lo que me esperaba. Todo estaba dentro de la normalidad. Mis futuros compañeros me recibieron nada más salir del aeropuerto, y fue ahí donde tuve mi primera toma de contacto con todos ellos. Una vez montados en el mini bus, fue como caer en un profundo sueño sin destino alguno, solo recuerdo dejarme llevar sin mirar ni un instante atrás. Los llamativos y diferentes escenarios que corrían por la ventanilla del auto mientras nos dirigíamos a nuestro destino, tampoco eran motivos suficientes para que dejara de prestarle atención a esa sensación que me decía que algo grande pasaría en mi vida.

Una semana después de despertar de ese fantástico sueño y con todo lo ocurrido medio asimilado, creo que es el momento perfecto para reflexionar y expresaros mi agradecimiento a través de esta entrada, que poco es. No sé si fue destino del azar o simplemente aquel día se alinearon los planetas para que os cruzarais cada uno de vosotros en mi vida, aunque la causa sea lo de menos. Lo más importante es que habéis hecho de esta bonita experiencia una pequeña marca en mi corazón que nunca se borrará, seguro.

Hace ya unos 4 años, un viejo profesor de la Universidad de Córdoba me enseñó que si hay algo en esta vida que realmente te ha llenado y te ha ayudado a ser mejor persona pero no ha sido agradecido, siempre quedara en un incómodo entreabierto recuerdo. Es por eso que he decidido dedicar un rinconcito de mi blog como gesto de agradecimiento a cada una de aquellas personas que fue partícipe en esta aventura, tanto voluntarios/as y coordinadores/as como niños/as y adultos/as habitantes de ese hermoso y mágico pueblo llamado Begaa. Escribo con mi corazón, un corazón cargado de emociones y sentimientos.

Por mucho que exprese a través de este artículo, jamás sería suficiente un escrito para agradeceros todo lo que me habéis dado en estos 180 días. Gracias a vuestra compañía, el cansancio se convertía en energía en cada minuto; el saber que cada uno de vosotros dormíais a mi lado, hacía que esas grandes tormentas de arena se transformaran en noches mágicas que siempre permanecerán en mi memoria. También aprendí que el no hablar el mismo idioma hace que se tengan cosas más hermosas que decir;  que una buena base de amor y amistad es la receta perfecta de una convivencia sana;  y que cuando la tarea de educar resulta divertida, la risa es la nota más alta y los problemas resultan una bonita forma de aprender. Gracias por enseñarme que compartir, además de ser un gesto solidario, es una forma de vida, y que si vosotros estáis presentes, el no haber nada se convierte en tenerlo todo.

Por muchos más voluntariados que haga el resto de mi vida, no habrá otro tan especial como este, porque además de su importancia por ser el primero, es muy difícil reunir a personas tan humildes y llenas de vida en el mismo lugar y al mismo tiempo como ocurrió este mes de Agosto. En una hermosa película llamada “Into the wild” se dice que “la felicidad solo es real cuando es compartida”, y yo logré alcanzarla gracias a cada uno de vosotros y vosotras. Una felicidad a la que conseguí encontrarle su verdadero significado y que me ha despertado emociones que pocas veces había sentido antes.

Gracias a todos vosotros, compañeros, compañeras, amigos y amigas por haberme hecho crecer como persona, por hacerme un poco más inmune para afrontar la vida. Gracias de corazón. Esté donde esté, podéis contar con mi ayuda. Aquí tenéis una persona que os quiere y aprecia.

Sin más, un abrazo a todos, compañeros de la vida.


jueves, 30 de julio de 2015

Invierte tu tiempo a cambio de felicidad

El pasado lunes 20 de Julio fue un día muy especial para mí. Uno de esos días que siempre quedará grabado. Uno de esos momentos que se congela en tu mente y que te hacen crecer. 

Después de 9 meses trabajando como voluntario en el departamento de Educación Física en Claremont Primary School, llegó el último día, el momento de despedirme de ellos. Despedirme de todos estos profesores y, especialmente, alumnos y alumnas que me han enseñado tanto. 

Generalmente, no es fácil trabajar como voluntario. Te comprometes a aceptar una serie de responsabilidades a cambio de tu tiempo. El hecho de que este voluntariado no iba a ser remunerado económicamente era un punto en contra a la hora de empezar, aunque desde el primer día supe que iba a estar bien pagado. No en dinero me refiero, sino en amor, cariño y amistad. Ello, unido a mi pasión por la enseñanza de la Educación Física hizo de este voluntariado una bonita y entrañable experiencia que jamás olvidaré. Me llevo buenos amigos y compañeros y, además, mucha energía. Ha sido un paso muy importante, ya que gracias a Claremont he podido reafirmar mi pasión por la educación, mis ganas por enseñar y también por aprender.

Me gustaría comparar esta experiencia como una fuente de energía en mi vida. Una fuente que me recarga de fuerza y entusiasmo para seguir adelante. Después de varias semanas trabajando en este hermoso colegio, me di cuenta que al final de mi jornada mi estado de ánimo era totalmente distinto al con el que empezaba. Me sentía más entusiasmado, más agradecido. Y es que los alumnos/as saben valorar tu trabajo. Desde el primer día, varios de mis tutores explicaron a sus alumnos y alumnas el hecho que me había llevado a trabajar en Claremont. Un hecho voluntario en el que invertía mi tiempo a cambio de experiencia, y eso es algo que ellos me lo han sabido agradecer con fidelidad a base de respeto, educación y generosidad. Recuerdo que uno de los alumnos me preguntaba: “profe, ayer te vi en Sports Direct trabajando, no te dije nada porque estabas ocupado con un cliente. ¿Trabajas en nuestro colegio y allí a la misma vez? ¿Y cuando estas con tu mujer y tus hijos? Porque mi padre llega siempre de trabajar diciendo que quiere que llegue el fin de semana para estar libre y él solo tiene un trabajo. Me imagino tú que tienes dos y encima aquí no te dan dinero.” Fue un momento bonito para mi con un punto sarcástico. Ellos valoran que un mayor les ayude a crecer como personas y a conocer su cuerpo y sus limitaciones a través de la educación física como es mi caso. Gracias a ello yo me siento realizado y con ganas de ayudar, porque recibo a cambio, porque es un trabajo recíproco. En la otra cara de la moneda, estuve trabajando en un restaurante como bartender durante más de 8 meses y jamás me dieron las gracias por ayudar a mis compañeros al final de la jornada. Nunca supieron agradecer mi trabajo, que pienso que no era para nada malo. Siempre había algo que no estaba bien hecho, y mientras más daba de mi, más me pedían. Eso me hacia ir a trabajar sin entusiasmo, sin ganas y sin ánimo. Sinceramente, llegó un momento que cada minuto que pasaba dentro del restaurante solo pensaba en el dinero. No tenía otra motivación que esa, odiaba estar allí. Deseaba que llegara el lunes, martes y miércoles para ver a mis alumnos, para que me cargaran de fuerza e ilusión para continuar la semana. Creo que ni todo el dinero del mundo bastaría para pagar lo que ellos eran capaces de darme. 


Una de las imágenes que tengo grabada fue mi última mirada cuando dejaba la clase de 3S… Mirar a esos niños y niñas y saber que yo he sido parte de su crecimiento y que que ellos lo han sido del mío. No tengo palabras para agradecer todo lo que me llevo de ellos. Solo darle las gracias tanto a los profesores como a los alumnos/as por haberme ayudado a sentirme valorado. Gracias a ellos reivindico mi amor por esta profesión y espero que no termine nunca. Una etapa de mi vida más atrás y con la mirada puesta al frente para afrontar todas aquellas que aún quedan por venir. ¡Sigamos atrapando todo lo que nos regala la vida!

jueves, 14 de mayo de 2015

Un trastorno convertido en fama

Después de casi 5 años unido al mundo de la educación trabajando tanto de voluntario como de monitor de actividades extra escolares en España e Inglaterra, acuerdo con Miguel Angel Santos Guerra que lo que nos hace ser buenos docentes es nuestra reflexión diaria sobre nuestro trabajo. Plantearnos qué estamos haciendo mal para que el proceso enseñanza-aprendizaje a veces no resulte como esperamos. Aprender a “mirarnos al espejo” para saber qué debemos de cambiar para que el resultado que obtengamos sea diferente. Como dijo Albert Einstein: “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. 

Aunque el mundo de la escuela normal (institución educativa encargada de la formación de los maestros de escuela) es relativamente joven, iniciada en 1684 en Francia, 331 años hasta el día de hoy son más que suficientes para que seamos conscientes de que el peso de lo que sucede en una escuela recae principalmente en nosotros. Junto a los padres, somos los máximos responsables de la educación, salud y progreso de los alumnos/as.

Durante mi experiencia, he podido observar como tendemos a recompensar a los alumnos/as que mas se asemejan al nuestro prototipo imaginativo de “buen alumno”, mientras que decidimos castigar a los que se salen de los limites en los que enmarcamos un comportamiento ejemplar. Solemos castigar comportamientos como hablar demasiado en clase, ser inquieto o/e incluso me atrevería decir que creativo, sin que seamos conscientes de su efecto. 

Hace un poco más de una semana, tuve una charla con mi tutora Mrs Green en el colegio donde ejerzo como voluntario en el departamento de Educación Física desde hace 8 meses. En este rato en el que estuvimos hablando sobre la aceptación que había tenido el Dodgeball (un nuevo contenido introducido a Year 3) en sus alumnos, esta profesora a la que tanto admiro por su afán y dedicación a la Educación Física en Educación Primaria entre otras muchas cosas, me pide opinión sobre el comportamiento en especial de dos alumnos que se muestran continuamente un poco inquietos durante las clases. No cabe duda de que les encanta la educación física, ya que se les ve entusiasmados y participativos. Es durante las explicaciones que introducen los pequeños juegos y actividades que enseñamos, donde su actitud sobresale del resto, ya que no paran de seguir jugando con el balón mas cercano o de hacer diferentes movimientos sin descanso alguno. Mrs Green me comentó que se les esta llevando un plan de seguimiento, ya que su tutor de clase cree que pueden tener un pequeño grado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. El caso es que hace justo 2 meses, una tutora de Year 5 de este mismo colegio me dijo exactamente lo mismo de uno de sus alumnos. 

Parece que cada con mas frecuencia intentamos diagnosticar y medicar a alumnos/as que se comportan como niños que son. Intentamos anestesiarlos mediante castigos y guiarlos a una conducta que nosotros calificamos como “normal”. En cuanto un alumno/a se sale de este camino, en seguida lo estamos etiquetando y juzgando. Que si hablas demasiado en clase, que si siempre estas pintando sin atender a la explicación, que si te mueves mucho, son comportamientos asociados en el día de hoy a conductas disruptivas, necesidades educativas especiales y/o problemas de aprendizaje.

El motivo por el que decidí escribir este articulo fue por el caso de Gillian Lynne, una famosa bailarina y coreógrafa nacida en el Reino Unido y que ha diseñado las coreografías de varios musicales icónicos. Durante una de las conferencias de Ken Robison, educador y conferencista que tanto esta ahora de moda, tuve la suerte de escucharle contar la curiosa historia de Gillian Lynne en sus comienzos. Debido a sus continuos comportamientos inquietos en clase cuando era una niña, tutores de Lynne aconsejaron a sus padres llevarla a un especialista para que empezara con algún tipo de tratamiento y así intentar de calmar sus comportamientos “disruptivos”. Según sus profesores, era una niña que no podia permanecer sentada, se mantenía siempre en movimiento y “no dejaba de mover sus piernas debajo del pupitre”. Cuando tenía solo 8 años, sus padres pensaron en llevarla a un colegio de educación especial pero sin antes pasar por un psicólogo. En su primera visita a este especialista, tras una larga charla son su madre, decidieron dejar a Gillian sola en un aula y observar que tipo de comportamientos son los que mas aparecían en ella. De pronto, Lynne comenzó a escuchar una música que venía de una de las habitaciones de al lado, probablemente desde una radio, y entonces se levantó de la silla y comenzó a moverse y a sentirse inquieta. Después de varias observaciones durante pocos días, el diagnostico concluyó que Gillian no tenia ningún problema, y que el baile era realmente lo que ella necesitaba, ya que le gustaba expresarse mediante el movimiento. Fue ahí cuando nació su carrera en el mundo de la danza. Su madre la inscribió en la escuela de baile local donde ya empezaría a destacar.

Quería compartir esta resumida historia para intentar trasladarla a casos que se les presenta a los docentes y/o a algunos padres. Todos los niños llevan su pasión dentro. Los profesores debemos ser los profesionales encargados de descubrir y despertar esas inquietudes. ¿Qué hubiese sido de Gillian Lynne si no se hubiese cruzado con ese psicólogo? ¿Que hubiera pasado si se hubiese creído todo lo que le decían los de su alrededor? Probablemente, no estaría en este momento contando su historia, ya que hubiese sido una niña más. Sus profesores/as no hacían otra cosa que intentar apagar la pequeña llama que tenía encendida dentro. Dejemos de etiquetar a los alumnos por lo que son y ayudémosles a cultivar la semilla que llevan dentro. La habilidad del docente es la de tratar a cada uno de sus alumnos/as como único y singular y sacar de ellos el máximo. Es una tarea dura y difícil, pero de ahí nuestra vocación.

jueves, 30 de abril de 2015

¿Dónde están las buenas noticias?

Una noticia es una información relevante y de interés dirigida a una sola persona o a un grupo de individuos. No hace falta decir que una noticia puede ser tanto positiva como negativa, según el efecto que produzca en el grupo de personas que están siendo informadas. Sin embargo, una misma noticia puede ser de carácter positivo para un grupo de personas, mientras que al mismo tiempo puede ser entendida como negativa para otros. Así como la noticia de la victoria de un equipo de balonmano puede provocar la euforia en sus seguidores y al mismo tiempo causar disgusto en el equipo rival. 

Hasta ahora, todo parece lógico. Pero el pasado martes, justo antes de irme a dormir, estuve reflexionando acerca de las noticias que nos rodean hoy en día. Tanto cuando leemos el periódico, encendemos la radio o vemos el telediario, las tragedias, desgracias y desastres ocupan los principales titulares. El accidente de un avión, el asesinato de un profesor a manos de un alumno y el terremoto sufrido en Nepal son unas de las últimas noticas que nos han invadido. Cuando estas no son noticia, son las mentiras políticas y la rivalidad entre dos equipos de fútbol las que nos hacen crear debate para discutir sobre problemas que los propios medios han creado, y que si existen, carecen de importancia o de veracidad. Estas son las de mayor interés para los medios de comunicación ya que parece ser que son las que mayor impacto causan en la población. No estoy queriendo decir que no debamos ser informados de catástrofes y/o tragedias, pero sí que me gustaría que estuvieran a igual escala que el informe de los buenos sucesos. 

Los pequeños éxitos que consiguen personas que luchan contra algún problema particular o la invención de medicamentos que combaten algunas enfermedades mortales, son noticias que no ocupan el mismo lugar ni le dan la misma importancia en el medio de comunicación correspondiente, quedando empañadas por las anteriores. Como he dicho anteriormente, esto me ha hecho recapacitar y ser consciente de como los medios de comunicación me pueden afectar hoy en día. Pienso que este tipo de informaciones de carácter global que nos llegan nos hacen ser un poco mas pesimistas ante la realidad. Nos hace sentirnos como si la vida a la que nos enfrentamos es un lugar tenebroso lleno de obstáculos difíciles de superar. Además, algunas de ellas nos provocan un cierto miedo que se queda incrustado en nuestra mente. Estoy seguro de que todo el mundo recordamos el día, mes y año en el que se produjo el atentado terrorista en las torres gemelas en Nueva York, incluso podemos recordar hasta qué es lo que estábamos haciendo en ese momento. En cambio, si preguntáramos en qué fecha exacta fue creada la vacuna contra la malaria que tantas vidas ha salvado o, mas fácil aún, quién fue su autor, la mayoría de nuestras mentes se situaría en un lugar desierto. 

Los medios de comunicación se han convertido en instrumentos utilizados para manejar a la población. Los más poderosos hoy en día son exclusivamente utilizados para entretener a una población que es engañada mientras tanto por sus gobernantes o, para crear miedo en ellos con el mismo objetivo. Una población aterrada es una población más fácil de convencer. 

Nosotros tenemos la capacidad de elegir que nos interesa leer, escuchar o ver y que importancia queremos darle. Aunque nos parezca un remo contra corriente por la abundante información a la que estamos sometidos día a día, la lectura de libros de interés o algunos documentales de temas variados nos pueden salvar ante la intoxicación que sufren la mayoría de los medios de comunicación. Debemos ausentarnos de algunos debates absurdos que vemos en televisión, de los pensamientos y actitudes extremistas que leemos en los periódicos o de las promesas incumplidas por los políticos que sabotean las radios. Intentemos que nos afecten lo menos posible en el modo de ver la vida y solucionar nuestros problemas. 

Vamos a darle importancia a lo positivo. Compartamos todo aquello que nos haya causado felicidad y alegría y no dejemos que lo trágico o problemático se haga dueño de nuestras conversaciones y discusiones. Los éxitos de los grandes investigadores o la victoria contra la muerte de muchas personas son noticias que deberían de alegrarnos nuestro día a día. 

Espero que esta reflexión os llegue y, poco a poco, seamos más consecuentes de lo que vemos, oímos y/o escuchamos y, de este modo, mejorar nuestra forma de vida.

jueves, 16 de abril de 2015

Vida solo hay una

Ric Elías, uno de los pasajeros supervivientes del aterrizaje
forzoso sobre el río Hudson que se produjo en Enero del 2009
Hace unos días me cruce con un video a través de internet en el que Pablo Motos (presentador del famoso programa “El Hormiguero”) nos retransmitía las palabras de Ric Elías, uno de los pasajeros y supervivientes del vuelo accidentado en el río Hudson en el año 2009. 

"Unos minutos después del despegue, el aeroplano perdió uno de sus motores debido al impacto con un ave. Minutos después perdió el segundo motor y ello hizo que el piloto de esta aeronave advirtiera por megafonía de un futuro y fuerte impacto" dice Elías. Gracias a una gran maniobra de Chesley Sullenberger, piloto del que habla, este pudo salvar cada una de las vidas que viajaban en ese avión.

Quería compartir las palabras de este pasajero puertorriqueño porque me han hecho pensar bastante acerca del valor de la vida. Durante su conferencia en TED, cuenta como vivió los últimos minutos antes del impacto en el río Hudson. Dice que justo después del mensaje de alerta del piloto para que todos los pasajeros se prepararan para el gran impacto, aprendió tres cosas sobre la vida. 

La primera cosa en la que pensó fue que todo puede cambiar en un instante. Cada segundo puede ser nuestro último momento con vida y eso es algo de lo que no somos conscientes. Expresa que durante ese momento le surgió una sensación de arrepentimiento sobre las cosas que quería y podía haber hecho pero nunca hizo. La mayoría de nosotros nos solemos encontrar durante toda nuestra vida arrastrados por la sociedad y planeando futuros objetivos a conseguir para llevar una vida acorde con lo que nos rodea. Pero, ¿verdaderamente disfrutamos de nuestro presente? ¿exprimimos al máximo cada momento que vivimos como único e irrepetible? ¿hacemos lo que queremos para encontrar la felicidad? ¿cuántas cosas en la vida hemos querido hacer y no hemos hecho? Siempre intentamos buscar excusas que esconden un miedo a salirte fuera de lo “normal”. Hay personas que les apasiona viajar pero nunca encuentran el momento de hacerlo. Los que están en el paro se justifican diciendo que no tienen dinero mientras no paran de malgastar durante los fines de semana. En cambio, los que trabajan se empeñan en que ahora no es el momento adecuado porque hay que ahorrar para el futuro. Así nos pasamos durante toda la vida hasta que después de mucho tiempo nos damos cuenta que ya apenas nos queda tiempo para hacer lo que verdaderamente nos gusta. 

Para mi no es fácil estar lejos de mi familia y amigos. No es fácil mudarte a otro país sin conocer a nadie y empezar una vida totalmente desde cero, pero ahí descubrí el secreto de la vida, la cantidad de lugares y el número de personas que hay por conocer y el poco tiempo del que disponemos. De ahí mi ansia por descubrir y vivir nuevas experiencias.

La segundo que se le paso por la cabeza a Elías fue el tiempo que considera perdido en problemas sin importancia con personas con importancia. El valor que le damos a las cosas que realmente no importan en esta vida, y el poco valor que le damos a las que sí importan. Si nos paramos a pensar por un momento sobre los últimos problemas que nos han surgido, veremos como la mayor parte de ellos carecían de la importancia que al principio le dimos o, si la tenían, los habríamos podido solucionar de una forma más fácil. Ric dice una frase sobre ello que me gustó mucho y se me ha quedado grabada: “entre tener la razón y ser feliz, elijo ser feliz”. Esto le ha llevado a discutir menos con su mujer por problemas que ahora considera absurdos y dice que lo único que le preocupa es llegar a ser un buen padre. A veces intentamos hacer de lo fácil lo difícil, nos complicamos nosotros mismos cuando la vida parece mucho más simple. Todo el tiempo que le dedicamos a un pequeño desacuerdo entre personas o a un error sin importancia es tiempo perdido. Nos paramos mucho a pensar sobre ello mientras la vida se nos va. 

Por último, este superviviente de aquel trágico día dice que durante los últimos segundos antes de que la aeronave aterrizara en el río Hudson, descubrió que morir no da miedo. Que es algo para lo que nos estamos preparando durante toda nuestra vida. Aunque expresa que si se siente mucha tristeza al saber que estas a punto de perder tu vida que tanto amas. Debía temer a no ver a sus hijos crecer, ni a conocer a sus futuros nietos. Esto es algo que deberíamos de aprender de una persona que pudo observar el futuro desde muy cerca y de pronto volver al presente. Todas sus palabras nos llevan a apreciar el verdadero valor de esta vida y ello es algo que quería compartir con todos vosotros. 

Dejemos de creer que viviremos para siempre. A cada uno de nosotros también nos llegara nuestro día. Hacer de forma ética todo lo que os apetezca. Vivir el día a día al máximo y no dejéis que todo os lleve a planear un futuro. El tiempo pasa rápido y cuando nos damos cuenta todas esas posibilidades que tuvimos están perdidas en el pasado. 

Yo, gracias a las palabras de Ric Elías unido a mi espíritu cada vez mas aventurero, he decidido irme este mes de Agosto a una pequeña ciudad al sur de Marruecos para trabajar como voluntario. Lo he hecho sin pensarlo, me surgió la oportunidad y no se me pasó por la cabeza dejarla escapar. Quizás a otras personas les resulte extraño no gastarse ese dinero para irse unas semanas a la costa y disfrutar de buenas comidas y buenas playas durante el mes de Agosto, pero eso ya lo hice durante mucho tiempo. Ahora me apetece descubrir una pequeña parte de la cultura de otro continente, y ver como han conseguido sobrevivir otras personas con tan pocos medios mientras yo disfrutaba de mi verano con mi familia y amigos. 

Es ahora, justo ahora cuando debemos de actuar y dejar de pensar. No nos lo pensemos dos veces, tirémonos de cabeza a por aquello que nos apasiona. No dejemos que nada ni nadie nos lo impida ni que el arrepentimiento se haga dueño de nuestro pasado. 

Para los que estéis interesados en ver el video en el que Ric Elías lo cuenta, os dejo aquí el enlace. La conferencia es en inglés pero podéis agregar subtítulos en español: