jueves, 30 de abril de 2015

¿Dónde están las buenas noticias?

Una noticia es una información relevante y de interés dirigida a una sola persona o a un grupo de individuos. No hace falta decir que una noticia puede ser tanto positiva como negativa, según el efecto que produzca en el grupo de personas que están siendo informadas. Sin embargo, una misma noticia puede ser de carácter positivo para un grupo de personas, mientras que al mismo tiempo puede ser entendida como negativa para otros. Así como la noticia de la victoria de un equipo de balonmano puede provocar la euforia en sus seguidores y al mismo tiempo causar disgusto en el equipo rival. 

Hasta ahora, todo parece lógico. Pero el pasado martes, justo antes de irme a dormir, estuve reflexionando acerca de las noticias que nos rodean hoy en día. Tanto cuando leemos el periódico, encendemos la radio o vemos el telediario, las tragedias, desgracias y desastres ocupan los principales titulares. El accidente de un avión, el asesinato de un profesor a manos de un alumno y el terremoto sufrido en Nepal son unas de las últimas noticas que nos han invadido. Cuando estas no son noticia, son las mentiras políticas y la rivalidad entre dos equipos de fútbol las que nos hacen crear debate para discutir sobre problemas que los propios medios han creado, y que si existen, carecen de importancia o de veracidad. Estas son las de mayor interés para los medios de comunicación ya que parece ser que son las que mayor impacto causan en la población. No estoy queriendo decir que no debamos ser informados de catástrofes y/o tragedias, pero sí que me gustaría que estuvieran a igual escala que el informe de los buenos sucesos. 

Los pequeños éxitos que consiguen personas que luchan contra algún problema particular o la invención de medicamentos que combaten algunas enfermedades mortales, son noticias que no ocupan el mismo lugar ni le dan la misma importancia en el medio de comunicación correspondiente, quedando empañadas por las anteriores. Como he dicho anteriormente, esto me ha hecho recapacitar y ser consciente de como los medios de comunicación me pueden afectar hoy en día. Pienso que este tipo de informaciones de carácter global que nos llegan nos hacen ser un poco mas pesimistas ante la realidad. Nos hace sentirnos como si la vida a la que nos enfrentamos es un lugar tenebroso lleno de obstáculos difíciles de superar. Además, algunas de ellas nos provocan un cierto miedo que se queda incrustado en nuestra mente. Estoy seguro de que todo el mundo recordamos el día, mes y año en el que se produjo el atentado terrorista en las torres gemelas en Nueva York, incluso podemos recordar hasta qué es lo que estábamos haciendo en ese momento. En cambio, si preguntáramos en qué fecha exacta fue creada la vacuna contra la malaria que tantas vidas ha salvado o, mas fácil aún, quién fue su autor, la mayoría de nuestras mentes se situaría en un lugar desierto. 

Los medios de comunicación se han convertido en instrumentos utilizados para manejar a la población. Los más poderosos hoy en día son exclusivamente utilizados para entretener a una población que es engañada mientras tanto por sus gobernantes o, para crear miedo en ellos con el mismo objetivo. Una población aterrada es una población más fácil de convencer. 

Nosotros tenemos la capacidad de elegir que nos interesa leer, escuchar o ver y que importancia queremos darle. Aunque nos parezca un remo contra corriente por la abundante información a la que estamos sometidos día a día, la lectura de libros de interés o algunos documentales de temas variados nos pueden salvar ante la intoxicación que sufren la mayoría de los medios de comunicación. Debemos ausentarnos de algunos debates absurdos que vemos en televisión, de los pensamientos y actitudes extremistas que leemos en los periódicos o de las promesas incumplidas por los políticos que sabotean las radios. Intentemos que nos afecten lo menos posible en el modo de ver la vida y solucionar nuestros problemas. 

Vamos a darle importancia a lo positivo. Compartamos todo aquello que nos haya causado felicidad y alegría y no dejemos que lo trágico o problemático se haga dueño de nuestras conversaciones y discusiones. Los éxitos de los grandes investigadores o la victoria contra la muerte de muchas personas son noticias que deberían de alegrarnos nuestro día a día. 

Espero que esta reflexión os llegue y, poco a poco, seamos más consecuentes de lo que vemos, oímos y/o escuchamos y, de este modo, mejorar nuestra forma de vida.

jueves, 16 de abril de 2015

Vida solo hay una

Ric Elías, uno de los pasajeros supervivientes del aterrizaje
forzoso sobre el río Hudson que se produjo en Enero del 2009
Hace unos días me cruce con un video a través de internet en el que Pablo Motos (presentador del famoso programa “El Hormiguero”) nos retransmitía las palabras de Ric Elías, uno de los pasajeros y supervivientes del vuelo accidentado en el río Hudson en el año 2009. 

"Unos minutos después del despegue, el aeroplano perdió uno de sus motores debido al impacto con un ave. Minutos después perdió el segundo motor y ello hizo que el piloto de esta aeronave advirtiera por megafonía de un futuro y fuerte impacto" dice Elías. Gracias a una gran maniobra de Chesley Sullenberger, piloto del que habla, este pudo salvar cada una de las vidas que viajaban en ese avión.

Quería compartir las palabras de este pasajero puertorriqueño porque me han hecho pensar bastante acerca del valor de la vida. Durante su conferencia en TED, cuenta como vivió los últimos minutos antes del impacto en el río Hudson. Dice que justo después del mensaje de alerta del piloto para que todos los pasajeros se prepararan para el gran impacto, aprendió tres cosas sobre la vida. 

La primera cosa en la que pensó fue que todo puede cambiar en un instante. Cada segundo puede ser nuestro último momento con vida y eso es algo de lo que no somos conscientes. Expresa que durante ese momento le surgió una sensación de arrepentimiento sobre las cosas que quería y podía haber hecho pero nunca hizo. La mayoría de nosotros nos solemos encontrar durante toda nuestra vida arrastrados por la sociedad y planeando futuros objetivos a conseguir para llevar una vida acorde con lo que nos rodea. Pero, ¿verdaderamente disfrutamos de nuestro presente? ¿exprimimos al máximo cada momento que vivimos como único e irrepetible? ¿hacemos lo que queremos para encontrar la felicidad? ¿cuántas cosas en la vida hemos querido hacer y no hemos hecho? Siempre intentamos buscar excusas que esconden un miedo a salirte fuera de lo “normal”. Hay personas que les apasiona viajar pero nunca encuentran el momento de hacerlo. Los que están en el paro se justifican diciendo que no tienen dinero mientras no paran de malgastar durante los fines de semana. En cambio, los que trabajan se empeñan en que ahora no es el momento adecuado porque hay que ahorrar para el futuro. Así nos pasamos durante toda la vida hasta que después de mucho tiempo nos damos cuenta que ya apenas nos queda tiempo para hacer lo que verdaderamente nos gusta. 

Para mi no es fácil estar lejos de mi familia y amigos. No es fácil mudarte a otro país sin conocer a nadie y empezar una vida totalmente desde cero, pero ahí descubrí el secreto de la vida, la cantidad de lugares y el número de personas que hay por conocer y el poco tiempo del que disponemos. De ahí mi ansia por descubrir y vivir nuevas experiencias.

La segundo que se le paso por la cabeza a Elías fue el tiempo que considera perdido en problemas sin importancia con personas con importancia. El valor que le damos a las cosas que realmente no importan en esta vida, y el poco valor que le damos a las que sí importan. Si nos paramos a pensar por un momento sobre los últimos problemas que nos han surgido, veremos como la mayor parte de ellos carecían de la importancia que al principio le dimos o, si la tenían, los habríamos podido solucionar de una forma más fácil. Ric dice una frase sobre ello que me gustó mucho y se me ha quedado grabada: “entre tener la razón y ser feliz, elijo ser feliz”. Esto le ha llevado a discutir menos con su mujer por problemas que ahora considera absurdos y dice que lo único que le preocupa es llegar a ser un buen padre. A veces intentamos hacer de lo fácil lo difícil, nos complicamos nosotros mismos cuando la vida parece mucho más simple. Todo el tiempo que le dedicamos a un pequeño desacuerdo entre personas o a un error sin importancia es tiempo perdido. Nos paramos mucho a pensar sobre ello mientras la vida se nos va. 

Por último, este superviviente de aquel trágico día dice que durante los últimos segundos antes de que la aeronave aterrizara en el río Hudson, descubrió que morir no da miedo. Que es algo para lo que nos estamos preparando durante toda nuestra vida. Aunque expresa que si se siente mucha tristeza al saber que estas a punto de perder tu vida que tanto amas. Debía temer a no ver a sus hijos crecer, ni a conocer a sus futuros nietos. Esto es algo que deberíamos de aprender de una persona que pudo observar el futuro desde muy cerca y de pronto volver al presente. Todas sus palabras nos llevan a apreciar el verdadero valor de esta vida y ello es algo que quería compartir con todos vosotros. 

Dejemos de creer que viviremos para siempre. A cada uno de nosotros también nos llegara nuestro día. Hacer de forma ética todo lo que os apetezca. Vivir el día a día al máximo y no dejéis que todo os lleve a planear un futuro. El tiempo pasa rápido y cuando nos damos cuenta todas esas posibilidades que tuvimos están perdidas en el pasado. 

Yo, gracias a las palabras de Ric Elías unido a mi espíritu cada vez mas aventurero, he decidido irme este mes de Agosto a una pequeña ciudad al sur de Marruecos para trabajar como voluntario. Lo he hecho sin pensarlo, me surgió la oportunidad y no se me pasó por la cabeza dejarla escapar. Quizás a otras personas les resulte extraño no gastarse ese dinero para irse unas semanas a la costa y disfrutar de buenas comidas y buenas playas durante el mes de Agosto, pero eso ya lo hice durante mucho tiempo. Ahora me apetece descubrir una pequeña parte de la cultura de otro continente, y ver como han conseguido sobrevivir otras personas con tan pocos medios mientras yo disfrutaba de mi verano con mi familia y amigos. 

Es ahora, justo ahora cuando debemos de actuar y dejar de pensar. No nos lo pensemos dos veces, tirémonos de cabeza a por aquello que nos apasiona. No dejemos que nada ni nadie nos lo impida ni que el arrepentimiento se haga dueño de nuestro pasado. 

Para los que estéis interesados en ver el video en el que Ric Elías lo cuenta, os dejo aquí el enlace. La conferencia es en inglés pero podéis agregar subtítulos en español: 


jueves, 9 de abril de 2015

Ayudar a no ayudar


Varias son las maneras en las que podemos ayudar. En menor o mayor grado, la ayuda es un acto de bondad, apoyo e impulso hacia un cualquier ser vivo existente en nuestro planeta, con el objetivo de facilitar alguna tarea y/o solucionar algún problema. 

Dentro del proceso de enseñanza - aprendizaje, la ayuda es un elemento fundamental desde que somos pequeños. Para aprender a caminar necesitamos la ayuda de nuestros padres, lo mismo pasa con el aprendizaje de la lengua materna. Maestros, familiares y amigos, entre otros, nos ayudan a la consecución de diferentes objetivos como el aprendizaje de diferentes contenidos o a la adquisición de diferentes destrezas como montar en bicicleta o golpear un balón con eficacia. Además, existen varios tipos de ayuda. Califico de ayuda directa a la que se ejerce en permanente contacto con el aprendiz o con la persona necesitada de esta. En cambio, la ayuda indirecta se puede ejercer sin intención alguna. Podemos ayudar a una persona con problemas mediante nuestro ejemplo. 

Sin embargo, debemos de tener cuidado cuando ayudamos a no ayudar mientras pensamos que estamos ayudando. Lo explico mejor mediante una entrañable experiencia que tuve con un buen y amable maestro de inglés en Tunbridge Wells. 

Durante un tiempo de búsqueda de alguien que se ofreciera a ayudarme a mejorar mi nivel de inglés hablado, tropecé con Bill, un maestro retirado hace unos años que dedica su tiempo libre a enseñar a hablar inglés a extranjeros. Gracias a su conocimiento sobre otras lenguas latinas, posee varios trucos y métodos basados en los típicos errores que cometemos los españoles (en mi caso) al hablar inglés, y ello le hace un buen e inteligente docente. Si no recuerdo mal, Bill tiene alrededor de unos 73 años. Jubilado desde hace poco más de una década, dedica su tiempo a cuidar su pequeño jardín y mantener su casa en orden además de, como he dicho antes, ganarse algo de dinero dando clases de inglés a extranjeros. Un problema en su espalda y otro en su rodilla, le hacen caminar despacio y encorvado. El hecho de que su casa está llena de escalones, es una dificultad añadida a la hora de hacer las actividades básicas del hogar. 

Siempre que solía ir, me esperaba arriba en su cocina y me ofrecía café o té antes de empezar con la clase. Cuando terminaba de preparar nuestro habitual té y café, solíamos trasladarnos al salón, por donde hay que bajar unos 5 o 6 escalones antes de llegar a él. Debido a su estado de salud, siempre le solía prestar mi ayuda para preparar el desayuno o llevarlo conmigo hasta el salón, ya que me sentía inseguro de verlo a él con la bandeja bajando aquellos estrechos escalones. Ante su continua respuesta negativa día tras día y mi repetida insistencia, un día se acabó el debate. Con su tono indignado que le caracteriza me dijo que él no permitiría que le ayudara a no ayudarle. Yo no entendía muy bien lo que me quiso decir, entonces le transmití que lo único que quería era evitar un accidente y que le solicitaba mi ayuda para que se aprovechara de ella. Con una contestación muy inteligente me explicó que si le llevaba la bandeja todas las mañanas al salón y preparaba el desayuno iba a hacer de él un “viejo” vago y perezoso. Si el dejaba que que le hicieran las tareas de casa mientras permanecía echado en el sofá, todos estarían ayudándole a no ayudarlo. Los músculos de su pierna se debilitarían y el problema en su espalda se agravaría. “Quizás a mí me lleva el doble de tiempo que a ti en bajar estas escaleras, pero lo hago” me dijo. El tiempo no era un problema para él, planteaba su día a día en función de sus posibilidades y eso le hacía permanecerse activo. “Yo sé que nunca voy a llegar a ser tan rápido como tú, obviamente, pero si sigo llevando mi vida como la llevo, tampoco empeoraré tan rápido”.¡Vaya lección me dio!. Para acabar me dijo sarcásticamente que estaba dispuesto a cobrarme 5 libras más por hora si volvía a intentar a no ayudarle. 

Yo estoy acostumbrado a ofrecer mi ayuda siempre que es posible, sin ser consciente de a qué estoy ayudando. Debemos de tener cuidado con el tipo de ayuda que transmitimos porque puede tener un efecto contradictorio. Una ayuda excesiva a un niño puedo convertirle en dependiente de sus padres y no estar preparado para el día de mañana. De igual modo, una falsa ayuda a nuestros abuelos puede convertirlos en vagos y de esa forma envejecer más rápido. El tiempo no es un problema, es un factor que no condiciona la eficacia de las actividades. Quizás, el objetivo que yo buscaba con traer el desayuno al salón en menor tiempo era empezar la clase cuanto antes. En cambio, el objetivo que él busca es el fortalecimiento de sus piernas.

A partir de ahora, tengamos cuidado cuando intentemos ayudar a otra persona, porque si esta tampoco es consciente de que no la estamos ayudando, podríamos caer en un gran error.

jueves, 2 de abril de 2015

En busca de oportunidades

Es lamentable que nos estemos acostumbrando a ver como ingenieros, ecónomos, maestros o científicos completamente formados, entre otros,  salimos de España en busca de cualquier tipo de trabajo que nos mantenga para pagar una renta, un determinado número de facturas y otras necesidades básicas, con el objetivo de adquirir un idioma (en mi caso) que nos haga abrir nuevas puertas de cara al futuro. Dije lamentable porque ya se ve como algo habitual, por donde tienen que pasar la mayoría de los estudiantes cuando terminan sus estudios universitarios.

Para que abramos un poco los ojos, quería compartir una conversación que mantuve con la ex directora del colegio de primaria dónde estudian los dos niños y la niña que solía cuidar cuando trabajaba como au pair. Fue Natasha, madre de estos tres pequeños que se ganaron mi corazón, quien me introdujo a la ex directora de este centro para preguntarle si podría empezar a trabajar como voluntario, para así ir cogiendo experiencia en el sistema educativo de Inglaterra e ir creciendo un poco más como maestro.

Nada más sentarnos cara a cara, ella me dijo que sabía hablar un poquito de español porque estudió durante un año y medio en la Universidad de Valencia (las clases eran dadas en inglés). Me preguntó qué tipo de titulación tenía y le respondí que en ese momento era diplomado en Magisterio en la especialidad de Educación Física y licenciado en Psicopedagogía incluyendo mi último año con la beca Erasmus en Wroclaw (Polonia), su respuesta fue: "y con todo eso en España no es suficiente ni para trabajar de conserje en un colegio, ¿verdad?", mientras reía. Me decía que ella no había conocido un sistema de acceso laboral al ámbito educativo tan mal organizado en su vida. "Corrígeme si me equivoco", decía. En España se pasa de la Educación Primaria a la ESO y de ahí al Bachillerato de forma voluntaria. Si decides ir a la universidad, debes de pasar una reválida, difícil a su parecer, por el alto grado de contenidos a los que te examinan. Una vez superada la reválida ingresas en la universidad, donde normalmente estas durante unos 3 años en el caso de la antigua diplomatura y 5 en licenciatura. Si has sido capaz de sobrepasar con éxito todas esas profundas pruebas a las que te someten en una universidad, ya que todo el mundo que ha pasado por ahí sabe de su dificultad, viene lo más difícil, la famosa oposición. Después de 5 años superando complejos obstáculos, llega la prueba que finalmente parece que resolverá tu futuro. Al decirme esto se reía. Y me explicó que su compañera de piso en Valencia estudiaba para una oposición y que a ella le daba miedo de ver la cantidad de temarios de los que tenía que examinarse. Por último me dijo que eso no era todo, que había escuchado de estudiantes que después de cuatro años preparándose, donde ya la mayoría de contenidos que habían estudiado en la universidad se les han olvidado, habían superado la oposición con un notable alto o incluso sobresaliente, pero que aún así estos se quedaban sin plaza y tenían que esperar a la bolsa mientras se preparaban para la siguiente convocatoria. Y me decía: "Raúl, ¡eso es una locura!", mientras me miraba con asombro. Y yo pienso, y nosotros que nos creemos que esto es lo único que existe. Vivimos dentro de una mentira.

Me explicó que a diferencia de España, en la mayoría de países de la Unión Europea el Estado tiene como principal premisa darle oportunidad a los jóvenes que acaban sus carreras con el objetivo de que desarrollen todo lo aprendido en esos años atrás, de otra manera, los conocimientos y contenidos se olvidan, ya que no son puestos en práctica. 

En España, la administración pública se está convirtiendo en un anestesiante para algunos de los funcionarios, y ello hace que los jóvenes recientemente graduados no tengan la oportunidad de demostrar lo que saben hacer. ¿Con cuántos maestros y/o profesores, en este caso, os habéis cruzado durante estos años atrás que están aburridos de su trabajo? Pensad en su filosofía de como llevaban una clase o como transmitían los contenidos, ¿pensáis que a estas personas se les puede llamar maestros? Solo muy pocos nos han dejado huella, esos fueron los verdaderos docentes en nuestras vidas. 

Me sorprende el comentario de una madre que solía llevar a sus dos hijas al mismo colegio del que hablé anteriormente, que decía: "yo estudié para llegar a ser maestra, pero después de un año ejerciendo la profesión me di cuenta que no me gustaba y lo dejé". En nuestro país parece que nadie se equivoca, que todo el que empezó a trabajar de docente acertó en ser docente para el resto de su vida, con o sin pasión. Dentro de los colegios en España podemos encontrar muchas almas arrepentidas, muchos "docentes" que acuden a su trabajo con tristeza, contando los día para las próximas vacaciones. En cambio, en otros países de Europa como en este caso Inglaterra, desintoxican la educación de la administración pública. Un profesor/a tiene su contrato dentro de una institución educativa. Si este/a demuestra cada año que es apto para la docencia, su contrato será renovado. En cambio, si no obtiene resultados y/o no demuestra interés y pasión por su oficio, será reemplazado. Solo de esta forma el abanico de oportunidades se convierte en un proceso amplio y flexible. 

Aunque cada día tengo más claro que mi futuro está lejos de mi país, siempre tengo una pequeña esperanza en que las cosas mejorarán y que todas estas semillas que estoy plantando darán sus frutos. Debemos de mirar la crisis como un tiempo de oportunidades para la creatividad y la búsqueda.

Quería terminar transmitiendo fuerza y entusiasmo a todas esas personas que, como yo, se encuentran en el extranjero en busca de un hueco en la sociedad. Tened paciencia y constancia, algún día llegará nuestra oportunidad.