El pasado lunes 20 de Julio fue un día muy especial para mí. Uno de esos días que siempre quedará grabado. Uno de esos momentos que se congela en tu mente y que te hacen crecer.
Después de 9 meses trabajando como voluntario en el departamento de Educación Física en Claremont Primary School, llegó el último día, el momento de despedirme de ellos. Despedirme de todos estos profesores y, especialmente, alumnos y alumnas que me han enseñado tanto.
Generalmente, no es fácil trabajar como voluntario. Te comprometes a aceptar una serie de responsabilidades a cambio de tu tiempo. El hecho de que este voluntariado no iba a ser remunerado económicamente era un punto en contra a la hora de empezar, aunque desde el primer día supe que iba a estar bien pagado. No en dinero me refiero, sino en amor, cariño y amistad. Ello, unido a mi pasión por la enseñanza de la Educación Física hizo de este voluntariado una bonita y entrañable experiencia que jamás olvidaré. Me llevo buenos amigos y compañeros y, además, mucha energía. Ha sido un paso muy importante, ya que gracias a Claremont he podido reafirmar mi pasión por la educación, mis ganas por enseñar y también por aprender.
Me gustaría comparar esta experiencia como una fuente de energía en mi vida. Una fuente que me recarga de fuerza y entusiasmo para seguir adelante. Después de varias semanas trabajando en este hermoso colegio, me di cuenta que al final de mi jornada mi estado de ánimo era totalmente distinto al con el que empezaba. Me sentía más entusiasmado, más agradecido. Y es que los alumnos/as saben valorar tu trabajo. Desde el primer día, varios de mis tutores explicaron a sus alumnos y alumnas el hecho que me había llevado a trabajar en Claremont. Un hecho voluntario en el que invertía mi tiempo a cambio de experiencia, y eso es algo que ellos me lo han sabido agradecer con fidelidad a base de respeto, educación y generosidad. Recuerdo que uno de los alumnos me preguntaba: “profe, ayer te vi en Sports Direct trabajando, no te dije nada porque estabas ocupado con un cliente. ¿Trabajas en nuestro colegio y allí a la misma vez? ¿Y cuando estas con tu mujer y tus hijos? Porque mi padre llega siempre de trabajar diciendo que quiere que llegue el fin de semana para estar libre y él solo tiene un trabajo. Me imagino tú que tienes dos y encima aquí no te dan dinero.” Fue un momento bonito para mi con un punto sarcástico. Ellos valoran que un mayor les ayude a crecer como personas y a conocer su cuerpo y sus limitaciones a través de la educación física como es mi caso. Gracias a ello yo me siento realizado y con ganas de ayudar, porque recibo a cambio, porque es un trabajo recíproco. En la otra cara de la moneda, estuve trabajando en un restaurante como bartender durante más de 8 meses y jamás me dieron las gracias por ayudar a mis compañeros al final de la jornada. Nunca supieron agradecer mi trabajo, que pienso que no era para nada malo. Siempre había algo que no estaba bien hecho, y mientras más daba de mi, más me pedían. Eso me hacia ir a trabajar sin entusiasmo, sin ganas y sin ánimo. Sinceramente, llegó un momento que cada minuto que pasaba dentro del restaurante solo pensaba en el dinero. No tenía otra motivación que esa, odiaba estar allí. Deseaba que llegara el lunes, martes y miércoles para ver a mis alumnos, para que me cargaran de fuerza e ilusión para continuar la semana. Creo que ni todo el dinero del mundo bastaría para pagar lo que ellos eran capaces de darme.
Una de las imágenes que tengo grabada fue mi última mirada cuando dejaba la clase de 3S… Mirar a esos niños y niñas y saber que yo he sido parte de su crecimiento y que que ellos lo han sido del mío. No tengo palabras para agradecer todo lo que me llevo de ellos. Solo darle las gracias tanto a los profesores como a los alumnos/as por haberme ayudado a sentirme valorado. Gracias a ellos reivindico mi amor por esta profesión y espero que no termine nunca. Una etapa de mi vida más atrás y con la mirada puesta al frente para afrontar todas aquellas que aún quedan por venir. ¡Sigamos atrapando todo lo que nos regala la vida!
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